donde las palabras y los pensamientos no cesan





sábado, 19 de junio de 2010

Mira hacia atrás. No es un error hacerlo, pero no te devuelvas… Aquel si lo es.
Marcha con un rumbo, no trunques tus sueños. Enfrenta obstáculos, no tengas miedo. Témele al propio miedo, que es el que te impide avanzar. No desperdicies tu amor en lágrimas que ya fueron lloradas. Riega tu amor al mundo, obsequia una mano y no un puño, regala rosas, no espinas. Entrégate por completo, no dejes nada, que no haya sombra que impida ver parte de tu ser, que la transparencia sea el juego de tus ojos. Deja de dar pasos, siembra caminos. Deja de pensar, construye sueños. No dudes de nada, solo de ti al dudar. Conóceme, como tú te conoces, mírame a los ojos, que son tuyos. Sin odio, sin rencor, para que…
Caminemos de la mano y alcemos el vuelo, enséñame los secretos de aquello que no se, y llévame a la ignorancia de creer saberlo todo, para darnos cuenta que mientras menos sepamos, más ricos somos, que mientras menos arrogantes más grandes.
Escuchemos más, gritemos menos. Veámonos más, busquémonos menos. Solo tócame, no quiero escucharte, mis oídos están pendientes de tu corazón. No me hables con la boca, que a estas alturas el español me es difícil de entender. Solo abrázame, encuéntrame y deja que empape tu hombro con una lágrima. Déjame oler tu cabello y tocar tu mejilla con un beso, déjame tomar tu mano y llevártela a mi pecho. Solo quiero que sientas, que aunque no te conozca aún, ya estás presente. Que aunque tus ojos no me hayan visto, yo ya te siento, y no tengas miedo… Felipe es mi nombre, me presento. ¿Quieres ir a dar una vuelta?, vamos. Guiémonos, solo andemos, las palabras se las lleva el viento, sigámoslo entonces, que tengo mucho que decirte. Espérame, no he terminado aún. Te he dicho que te amo ya? No me des la espalda, que tu silueta me encanta, y la caída de tu cabello sobre tus hombros es la lluvia más bella que haya visto sobre un paraíso andante. Y pensar que han pasado horas, no has abierto la boca… yo tampoco. Solo mirarte ha sido hablarte, y haberte tocado fue el diálogo más bello que hemos tenido. Aquel beso frío y tembloroso que recibimos al juntar nuestros labios transformaron en letras y escribieron con el hecho más puro aquellas palabras que solo con el corazón podéis decir… Y es que te amo, pero no, espera. No salgas de aquella fotografía en la que te estoy mirando. Aún no te he capturado con mi cámara visual, pero no huyas, que no te quiero atrapar, al contrario. Solo quiero admirarte, como a la mariposa que emprende vuelo a tu lado y se queda junto a ti.
Solo me queda darte las gracias. Gracias por encontrarme, me sentía exhausto y me animaste. Me vi abatido y me levantaste. Y es que todavía no sabes lo que por mi has hecho? Aún no me conoces, pero lo harás, y siempre será de la misma forma, sea Invierno Verano Otoño o Primavera, estaré desnudo, no habrá nada que me cubra, porque será mi cuerpo y mi alma todo lo que verás, no habrá máscaras ni escudos, ni nudos ni trabas. Estaremos los dos, y el tiempo y el espacio correrán por nuestro lado, rozarán nuestros cuerpos, entrelazados. No vale la pena que alguna llama se encienda, porque no se apagará, y tengo tus ojos para ver el camino que deseo seguir. No necesito una flor, porque no se marchitará, y tu cuerpo deleita a las rosas que envidiosas coloradas se ven.
Gracias dicen mis ojos, mis labios y mi corazón. No me dejes dicen mis brazos, mis temblorosas piernas y mi nariz. Acércate, piden mis manos, mis dedos y mi cabeza, que reposa en ti sus pensamientos. Quédate, te ruega mi cerebro, poco cuerdo, mi estómago nervioso y mi holgada espalda, ya que me has liberado del peso que cargaba.
Y es que ya he sentido tu respiración en mi. Cada vez que me erizaste los pelos con tu ausencia presente, con tu caricia intangible pero estremecedora, con tus palabras claras en el éxodo de esta soledad. Donde te agradezco la visita fugaz que me otorgaste, el instante de paz que me obsequiaste y la promesa de amor que me dejaste. Nos toparemos de nuevo, lo sé. Y me abrazarás con fuerza con tu mirada dulce y tus manos tibias. No tiembles, no hago nada. No soy el lobo que se disfraza de oveja, seré la oveja que te entregue su abrigo cuando tengas frío, y seré el lobo que te proteja cuando el daño quiera siquiera pensar en tocarte.
Espero que cuando leas esto dejes de sentir miedo. Mírame a los ojos después de recibirlo y no llores, el océano no necesita más agua, necesita una sirena como tú. Y yo, marinero, cautivado por tu canto te agradezco aquel día, cuando te vi por primera vez.